Que nuestra pareja sea exclusiva y únicamente tengamos relaciones sexuales con ella, nos parece lo más normal del mundo. Sin embargo, la monogamia sexual a largo plazo es una cosa muy nueva para los humanos.
Desde su inicio, el matrimonio había sido algo práctico, y por tanto, la pasión y los placeres sexuales se vivían fuera de él. Es a partir del Romanticismo y hasta la actualidad que se considera de forma generalizada que el placer sexual y la pasión van unidos a la relación estable y al matrimonio. Es posible mantener la pasión y el deseo en una relación a largo plazo? Queremos apego, amor, unión … pero también pasión, deseo, aventura… el dilema es si es posible conseguir las dos cosas con quien tienes al lado desde hace más de 10 o 20 años… y sin terceros.
La historia nos dice que sólo llevamos unos 200 años así y que alrededor del 40% de los hombres y el 30% de las mujeres son o han sido infieles. Desde la antropología se considera que hacia los 7 años de unión, cuando los críos están un poco crecidos, la pasión da paso al apego o el amor más tranquilo, momento ideal para crisis de todo tipo. Desde la biología se considera que la dopamina (encargada del enamoramiento y la sensación de aventura y euforia) se extingue hacia los cuatro años de relación para dar paso a un estado más dominado por la oxitocina (encargada del amor más sereno y el apego). Por tanto, mientras estamos enamorados, no nos interesan demasiado los demás. Nuestro deseo y amor es exclusivo para nuestro amado/a: «A nosotros no nos va a pasar nunca», «Si me engaña le dejo!». Las actitudes ante una posible infidelidad son tajantes, y a menudo, simplistas.
La infidelidad es “una relación sexual, romántica o emocional que viola el compromiso exclusivo con la relación de pareja” (Hall y Fincham, 2006), y es una de las principales causas de separación y divorcio.
Sin embargo, hay parejas que deciden continuar con la relación a pesar de lo ocurrido. Por supuesto hay muchos factores que juegan a la hora de tomar esta decisión: desde las características de la pareja (calidez emocional previa, conflictos…) hasta las características de la propia infidelidad.
Pero, es posible salir reforzados como pareja de una situación de este tipo? Cómo?
– Deja de lado lo que piense la gente. Tú decides si quieres seguir con la relación. Sólo tu y tu pareja sabéis y podéis decidir si seguir adelante o no. Esto parece obvio, pero la presión social a veces es muy fuerte: «Déjale, nunca más podrás confiar!!» «No entiendo que le perdones!» «Tienes que defender tu orgullo, no seas calzonazos!». Al sufrimiento se suma el hecho de tener que lidiar con el entorno (familia y amigos) que «no entienden» cómo sigues con él o con ella todavía….
– Ser capaces de capear con la montaña rusa emocional. Sobretodo al principio, la angustia, pensamientos obsesivos y circulares, miedo, vulnerabilidad, rabia, culpabilidad… pueden estar presentes. Preguntas recurrentes sobre los detalles más morbosos de la aventura/relación. Es un momento difícil.
– Reflexionar y responsabilizarse de los hechos. Uno/a es responsable de lo que hace, esto no significa que como me he equivocado, el otro o la otra tenga derecho a decirme de todo y utilizar la situación para faltar al respeto.
– Reconstruir lo dañado para hacerlo mejor. Momento de reflexión y mejora de ciertas habilidades. Mejora del autoconcepto, de la comunicación afectiva y la confianza, de los aspectos lúdicos y de la amistad e intimidad.
– Conseguir que de una crisis salga algo mejor es posible, pero requiere madurez emocional, flexibilidad y humildad. Si no os veis capaces solos, hablad con alguien externo e imparcial.
Que tengas una feliz semana!